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Serie : Epístola a los Colosenses

La Epístola a los Colosenses es uno de los veintisiete libros que constituyen el Nuevo Testamento. Es una breve carta dirigida a los creyentes en el Mesías que habitaban en la antigua ciudad de Colosas, otrora situada en Frigia, al sudoeste de Asia Menor. La carta se presenta como obra de Pablo de Tarso, autor de otras epístolas incluidas en el Nuevo Testamento, y la tradición eclesiástica no cuestionó su autoría. Sin embargo, desde principios del siglo XIX se ha puesto en cuestionamiento que fuese Pablo el auténtico autor. En la actualidad, su autoría está en debate.

En la epístola a los colosenses, Pablo se opuso a las falsas enseñanzas de Colosas e hizo hincapié en la divinidad, misión salvadora y supremacía de Jesucristo (véase Colosenses 1:15–23). Enseñó que Cristo es la imagen misma de Dios el Padre, el Creador, la Cabeza de la Iglesia, el primero en resucitar y el Redentor.

Epístola de Judas

Esquema del contenido:

Salutación (1–2)

Judas se dirige a los cristianos en general y se preocupa por su salvación común.

 

Falsas doctrinas y falsos maestros (3–16)

Una amonestación para los falsificadores de la doctrina (Judas 3-4) y ejemplos de personas castigadas en el Antiguo Testamento.

Amonestaciones y exhortaciones (17–23)

Incitación a amar a Dios, fortalecer la fe y ayudar a hermanos y hermanas que tienen dudas.

Doxología (24–25)

 

Promesa y alabanza a Dios.

Serie : El Tabernáculo

El Tabernáculo o Santuario, (en hebreoמִשְׁכָּן‎, Mishkán, literalmente «morada»), según el Tanaj, fue el santuario móvil construido por los israelitas bajo las instrucciones dadas por Dios a Moisés en el Monte Sinaí. No debe ser confundido con el Templo de Jerusalén o también conocido como el Templo de Salomón, construido en el siglo X a.C.

El Tabernáculo es también conocido como Tienda del Encuentro y fue un santuario itinerante dedicado a Yahveh (Jehová). Constituye el primer ejemplo de articulación de espacios sacros en la cultura hebrea, involucrando a su vez a las primeras creaciones simbólicas del arte judío con un carácter litúrgico monoteísta.

Se lo ha denominado el “Santuario Terrenal” (Éxodo 25:8) y, según interpretación del cristianismo, se lo compara y contrasta con el “Santuario Celestial”